lunes, 2 de septiembre de 2013

Lunes, 2 Septiembre, 2013

2:30

No sabría ni por dónde empezar.

La sensación de soledad se está apoderando de mi. Madd y Zoe vuelven a Argentina. Me da miedo no volverlas a ver. Es lógico, hay un océano de por medio. Seguramente mi presagio se cumpla.

Me da miedo quedarme solo. A pesar de haber perdido el contacto con ellas en estos últimos meses y salir sobre todo con los chicos, ellas son mi vida. Son mi familia. Me entristece muchísimo que todo acabe tan pronto.

"Ahorraré e iré a verte, sólo haré eso"

En las películas puede quedar precioso, pero esto no es un plató. Seamos realistas. Tengo veintiún años, una paga de orfandad de doscientos míseros euros mensuales, y soy un manirroto empedernido.

Por supuesto haré lo posible por guardar y poco a poco ir...
Pero es difícil, y esas desiciones al principio se toman muy a la ligera, dejándonos llevar tal vez por una pasión y un malestar que no queremos asumir, al menos por el momento.

En cuanto pasan unos meses la idea empieza a desaparecer en tu cabeza, y ese dinero lo gastas en cualquier cosa. Un viaje con nuevos amigos, o simplemente lo vas gastando poco a poco en cosas insignificantes a las que renunciaste en un principio por el propósito que no conseguiste, y que desde el principio sabías que no conseguirías. Esa vocecita de tu interior te lo decía, pero nunca queremos escuchar.

Somos jóvenes.

No sólo me entristece la idea de que se vayan, sino también de lo sólo que estaré.

Cualquier persona que me conociese me diría que soy tonto, que tengo un novio que me ama y unos buenos amigos...

Mi novio me ama, yo le amo a él. Pero no me entiende. Me respeta, pero no me entiende. No me consuela, y no podrá consolarme porque es algo que simplemente se cura con el tiempo.

Mis amigos... no son mis amigos. Maddie y Zoe sí son mis amigas, los demás no me acaban de tomar en serio, o no los considero realmente como tal.

La gente está corrompida. Drogas, lujuria, superficialidad.
Se dejan llevar por los excesos. Unos excesos de los que yo antes gozaba, y me divertía estando poseído por ellos. Pero acaba pasando factura.

Las drogas han dejado de llenarme. Me he dado cuenta de que lo único que nos une realmente es fumarnos un porro en la plaza o meternos una raya en la parte trasera de una discoteca. Estoy en un ambiente que realmente no me conviene, pero es el único que conozco. No tengo amigos fuera de ese mundo.
Yo siempre me he considerado una persona especial y un poco estrafalaria, y este es el único lugar en el que me he sentido, en cierto modo, medianamente aceptado.

Que tampoco, pero es lo más parecido a la comprensión que he encontrado en este sitio tan triste.

En Septiembre empieza el nuevo curso. Me gustaría que todo cambiase. Sólo necesito un poco de ayuda.